30 de diciembre de 2025
El impacto del cambio climático en las infraestructuras: implicaciones y medidas de prevención

El cambio climático se ha convertido en uno de los mayores retos para la planificación, diseño, construcción, mantenimiento y operación de infraestructuras. Las pérdidas económicas por fenómenos climáticos extremos crecen cada año, impulsadas por dos factores principales: mayor exposición por el desarrollo de infraestructuras y fenómenos climáticos más intensos.

El cambio climático ya no es una amenaza futura: en 2024, el 90% de las pérdidas globales (US$368.000 millones) se originaron en eventos extremos. Desde los años 90, estas pérdidas crecen entre un 5% y un 7% anual, lo que confirma que la resiliencia es una prioridad estratégica.

Las olas de calor, las lluvias intensas y las inundaciones afectan a la funcionalidad de los sistemas de transporte, energía o agua ya que no fueron diseñados en su mayoría para soportar condiciones climáticas históricas, no extremas. Em algunos casos, la vulnerabilidad de los activos y la falta de adaptación agravan el impacto

Este escenario exige revisar la toma de decisiones necesarias en la gestión de infraestructuras, abordando tres ejes fundamentales:

  1. Evolución del riesgo climático y su impacto en infraestructuras.
  2. Medidas de adaptación desde el diseño hasta la operación
  3. Trasferencia del riesgo y el papel del seguro tradicional y soluciones alternativas.

Eventos climáticos extremos relevantes y principales consecuencias en las infraestructuras

Los datos clave confirman una tendencia clara: más frecuencia, más impacto y mayores costes.

  • 2024: pérdidas globales de US$ 368.000 millones (incremento del 13% respecto del promedio del siglo XXI). Por quinto año consecutivo, se supera la media de los últimos 25 años (US$ 324.000 millones).
  • Frecuencia: los eventos climáticos entre 1970-2010 se multiplicaron por 5 respecto a la primera mitad del siglo XX.
  • Europa (1980-2023): pérdidas por € 700.000 millones, el 22% ocurrió entre 2021 y 2023. Inundaciones y tormentas suponen el principal riesgo y representan el 70% del total.

Por tipo de evento, los riesgos hidro-climáticos (inundaciones y tormentas) son los mayores responsables de los daños directos sobre las infraestructuras, mientras que las olas de calor y sequias suponen un impacto indirecto en productividad, transporte y energía.

Las infraestructuras de transporte (carreteras, ferrocarriles, puertos, aeropuertos) y las energéticas (redes, presas, parques solares y eólicos) son las más vulnerables, seguidas por los sistemas de agua potable y saneamiento.

Esta situación nos lleva a plantear la necesidad de incorporar medidas de adaptación en construcción y operación.

Medidas de adaptación: en construcción y en operación

La gestión del riesgo debe ser dinámica y flexible, considerando no solo datos históricos, sino también proyecciones climáticas futuras.

Según el informe de FERMA (Next Report 2025)[i], la gestión del riesgo debe ser dinámica y flexible, resaltando como medida crucial la actualización de la normativa técnica y los estándares de construcción y explotación.

Si nos centramos en diseño y construcción, las recomendaciones son las siguientes:

  • Definir escenarios según proyecciones climáticas futuras y no solo según datos históricos.
  • Aumentar los coeficientes de seguridad en los criterios de diseño.
  • Redimensionar los elementos hidráulicos y reforzamiento de las cimentaciones y las obras de tierra no sólo para hacer frente a los valores promedio diarios sino a los vientos extremos o lluvias puntuales.
  • Usar materiales resistentes.
  • Incorporar soluciones basadas en la naturaleza.
  • Localizar estratégicamente los activos, tratando de evitar las zonas inundables, con riesgo de deslizamiento o incendio.
  • Incorporar redundancia en sistemas críticos de manera que se asegure la operación después de cualquier evento, sobre todo, en elementos eléctricos o hidráulicos.

En la fase de operación, las recomendaciones se centrarían en:

  • Reforzar el mantenimiento preventivo con inspecciones y monitoreo de las principales estructuras y taludes.
  • Actualizar periódicamente los planes de mantenimiento según las evidencias climáticas.
  • Incorporar las innovaciones tecnológicas en el mantenimiento como sistemas de alerta temprana, sensores en terreno, gemelos digitales…
  • Revisar los planes de operación incorporando posibles planes de paradas escalonadas o activación de protocolos de respuesta a partir de un “trigger” meteorológico.

En esta adaptación, el uso de las tecnologías es crucial. La digitalización y los modelos predictivos resultan necesarios en la simulación de escenarios futuros y en la toma de decisiones de gestión de riesgo informadas.

Transferencia de riesgos y recomendaciones a largo plazo

La percepción del riesgo climático en seguros ha pasado de ser un riesgo lejano o improbable a casi un riesgo sistémico que condiciona las condiciones de coberturas, franquicias e incluso la capacidad.

La transferencia de riesgos siempre se ha basado en datos históricos, pero nos enfrentábamos a un clima estable; sin embargo, ahora estamos ante unos escenarios futuros más inciertos y complejos, lo que exige mayor investigación y estudio de los escenarios futuros previsibles.

El seguro tradicional, las pólizas de daños, nos permiten transferir el riesgo catastrófico, pero estamos en un momento en el que, aunque parece que las tasas se estabilizan, las condiciones de cobertura reducen las posibilidades de transferencia de los asegurados con mayores franquicias, la reducción de límites en algunos riesgos y la inclusión de algunas exclusiones.

El seguro es un socio estratégico para el gestor de infraestructuras; no solo nos permite transferir riesgos que no podemos gestionar, sino que es imprescindible para poder financiar los proyectos. Sin embargo, para ciertos activos y riesgos, se plantea complementar el seguro tradicional con soluciones complementarias, como los seguros paramétricos.

Los seguros paramétricos permiten dar respuesta al aumento de riesgos climáticos y a una brecha de cobertura, además de abordar problemas complejos.

El seguro paramétrico es una modalidad de seguro en la que la indemnización no depende del daño real sufrido, sino de que se cumpla un parámetro previamente definido (por ejemplo, nivel de lluvia, velocidad del viento, temperatura).
Cuando el parámetro alcanza el umbral acordado, se activa el pago automático, lo que permite rapidez, transparencia y cobertura incluso sin daño físico directo.

El seguro tradicional sigue siendo estratégico, pero en algunos casos es necesario complementarlo con seguros paramétricos, que:

  • Cubren pérdidas sin daño físico.
  • Ofrecen pagos inmediatos según parámetros pactados.
  • Aportan capacidad adicional frente al seguro tradicional.

Conclusiones

  • El cambio climático convierte la resiliencia y la adaptación en una obligación estratégica para mantener infraestructuras asegurables.
  • La resiliencia implica anticiparse, resistir, adaptarse y recuperarse frente a eventos extremos, garantizando continuidad y reduciendo pérdidas.
  • La transferencia de riesgos mediante seguros tradicionales y paramétricos es útil, pero requiere complementarse con estrategias integrales de gestión del riesgo.
  • Es clave incorporar adaptación en diseño y operación, junto con digitalización y monitoreo inteligente.
  • La gestión eficaz demanda herramientas digitales, modelos predictivos, normativas actualizadas y colaboración multisectorial.
  • Metodologías y plataformas como RIMAROCC, ROADAPT y ADAPT impulsan infraestructuras más seguras y sostenibles ante escenarios climáticos futuros.

En Globalvia somos conscientes de la importancia de estar preparados ante las eventualidades climáticas que pueden impactar en nuestras infraestructuras, lo que requiere contar con una gestión integral del riesgo en la compañía. Para ello, trabajamos en un abordaje transversal en colaboración con todos nuestros equipos, para incluir y tener en cuenta todos los posibles escenarios futuros que pueden impactarnos. Nuestro objetivo es anticiparnos a todos esos escenarios para ofrecer una respuesta rápida y eficaz que posibilite la continuidad de nuestro negocio o el restablecimiento de la actividad en el menor tiempo posible, en caso de verse interrumpida.

Belén Medina Vázquez, Insurance Manager de Globalvia.

[i] https://ferma.eu/next-report-2025/