Dee Hock, fundador de VISA Internacional, aconseja:
“Contrata y promociona primero, en base a la integridad de la persona; segundo, por su motivación; tercero, por su capacidad; cuarto por su capacidad para entender; quinto, por su conocimiento y por último, por su experiencia.
Sin integridad, la motivación es peligrosa; sin motivación, la capacidad es impotente; sin capacidad no habrá capacidad para entender; sin capacidad para entender el conocimiento no vale de nada y sin conocimiento, la experiencia es ciega.”
El fundador y CEO de VISA tiene hoy 90 años. Considerado un gurú de las organizaciones, hoy continúa activo a través de su blog.
¿En la llamada era digital sigue siendo válido seleccionar por las razones que lo hacía un directivo nacido en el año 1929? ¿Qué candidato necesita una compañía que quiera ser reconocida por sus valores?
En Globalvia buscamos fundamentalmente tres competencias en un candidato:
- Pasión
- Locus de Control Interno
- Curiosidad
La curiosidad desde el punto de vista evolutivo ha permitido al ser humano avanzar. Es el deseo de saber. A veces encontramos candidatos que buscan saber específicamente de un tema. Con frecuencia, encontramos que aquellos candidatos que destacan en este aparatado son personas a las que les interesa todo.
Son candidatos, que de pronto pueden hablarnos de la floricultura, la guitarra eléctrica, o las metodologías ágiles con el mismo interés que hablan sobre su área de experiencia profesional. Son nuestros humanistas del siglo XXI, polímatas o profesionales polifacéticos. En realidad, personas curiosas por todo.
En cuanto al Locus de control, es un término identificado por Julian B. Rotter, psicólogo estadounidense. Se define como la creencia de una persona sobre la responsabilidad que tiene en su forma de actuar. Y puede ser interno o externo.
En los casos en los que el locus de control es interno, la persona considera que tiene mucho poder en lo que sucede, en el caso del locus de control externo, la persona siente que las circunstancias no le permiten actuar de otra manera.
Tiene que ver con sentirse causa o consecuencia de la vida. Si yo soy causa de mi vida, siempre hay algo que pueda hacer, aunque sólo sea sobrellevar mejor mis circunstancias.
Si soy consecuencia, no me queda otra alternativa. No hay espacio entre la acción y la reacción porque solo soy capaz de ver “la que hay”.
En una conversación en casi cualquier circunstancia es posible ver dónde sitúa una persona su locus de control. Si todo es culpa de los demás, de todo lo que no pueden hacer, de cómo su vida hubiera sido diferente si esto y aquello, nos encontramos con un candidato que se siente impotente ante las circunstancias ¿Cómo va a poder ayudarnos a llegar a un siguiente nivel? ¿Cómo va a cuestionar, a cambiar, a retar si no se siente capaz de poder influir en sus circunstancias?
Y por último la pasión. Definida como el entusiasmo, la vehemencia, siempre educada, el motor que ayudará a continuar teniendo energía cuando las circunstancias sean adversas. Entrevistar a personas que se atreven a mostrar pasión, a explicar su predilección por un tema a expresar su emoción es tremendamente estimulante.
¿Y la experiencia y los conocimientos en la materia y el inglés? ¿Acaso no son importantes?
Por supuesto que sí. Un abogado debe ser licenciado en derecho y para un puesto en el que haya que firmar proyectos de construcción, necesitaremos a un ingeniero. Sin embargo, aunque estos aspectos son, sin duda, necesarios, no son suficientes.
Hay directivos del sigo XX que lo entendieron y otros del siglo XXI que puede que no lo compartan. El éxito en la organización será encontrar y saber cuidar a personas dispuestas a apropiarse de la visión de la compañía y hacerla suya. A dedicar la mayor parte de cada uno de sus días a hacerse responsable del lugar que ocupan y de todo lo que pueden hacer desde ahí.
En 90 años el empleado ha ganado infinidad de posibilidad, entre otras cosas, con un ordenador y conexión a internet es hoy dueño de los medios de producción. Otros aspectos siguen inmutables, los que cambiarán el mundo, aquellos candidatos que todas las empresas queremos tener son los que aúnen autoconocimiento, competencias y valores. Y en eso, no podemos estar más de acuerdo con Dee Hock.
María Porta Ferrer – Responsable de Comunicación, Talento y RSC