En el mundo en constante evolución de las infraestructura de transporte y movilidad, la gestión técnica emerge como un elemento crítico para el éxito de las empresas que operan en este sector. Ya sea en la operación y mantenimiento de carreteras, puentes, ferrocarriles o sistemas de transporte público, la gestión técnica de activos desempeña un papel esencial que va más allá de la supervisión y gestión de proyectos.
Tiene sentido pensar que, si existe una infraestructura como lo es una autopista, ferrocarril o metro, tener un equipo de especialistas técnicos es necesario para garantizar que dichos proyectos se ejecuten correctamente, para gestionar de manera eficiente la cartera de negocio.
A esto hay que añadir que, aunque el núcleo del negocio sea dicha gestión de infraestructuras, el carácter económico-financiero de este tipo de negocio parece dar más peso a los asset managers financieros que a las labores técnicas del día a día de una concesión.
Sin embargo, el disponer de un equipo que entienda el lenguaje técnico universal, que canalice el conocimiento a los destinos adecuados según sea necesario, es vital para que la empresa optimice sus procesos, aumentando su valor en base al análisis de toda la información de cada uno de sus activos, bajo una perspectiva holística.
El mundo de las infraestructuras de transporte y movilidad está en constante evolución, con avances tecnológicos que transforman la forma en que las personas se mueven y cómo se operan las infraestructuras. La dirección técnica está a la vanguardia de la adopción de nuevas tecnologías y prácticas innovadoras que ponen de manifiesto en varios de los proyectos que se están llevando a cabo. Esto no solo mejora la eficiencia en la operación y mantenimiento, gracias al conocimiento compartido, sino que también permite la incorporación de soluciones más sostenibles y amigables con el medio ambiente en el nuevo paradigma de las infraestructuras de movilidad.
La gestión técnica de activos también desempeña un papel crucial en la identificación y mitigación de riesgos, pueden anticipar problemas potenciales y tomar medidas preventivas para evitar situaciones con problemas de colapsos, retrasos y costos adicionales.
No sólo eso. Cualquier inversión del Grupo debe evaluarse desde una perspectiva técnica, y aunque la labor de los asesores es importante, ¿Quién garantiza que la información empleada es veraz? ¿Cómo asegurarse que los valores estén dentro de los ratios del mercado?
Además, en una compañía global como Globalvia con proyectos y concesiones en geografías muy distintas, la gestión técnica debe funcionar como una plataforma de colaboración e información, que ayuda a buscar y comparar distintos proveedores, buscando los mejores especialistas del mercado internacional con las soluciones más eficientes, apoyando y aconsejando al equipo de la autopista o ferrocarril sobre cuál es la mejor opción.
En definitiva, las labores de la gestión técnica de activos son numerosos: ayudar, colaborar, apoyar, auditar, estudiar, asesorar, optimizar, analizar, gestionar, investigar… siempre con el objetivo de mejorar y continuar aportando valor a nuestro “Globalvia way”.